Llega
el tan fatídico día y no sabemos cómo motivarnos para salir de la cama, ya sea
para ir al trabajo, a la escuela o a la facultad. La alarma nos despierta para
recordarnos que empieza la semana y que, desgraciadamente, todavía faltan
varios días para nuestro esperado descanso. Forzosamente nos levantamos y
tratamos de empezar la jornada de la mejor manera, pero el clima de mal humor y
cansancio está especialmente generalizado en todos aquellos que nos rodean.
Mientras
avanza el día, tratamos de concentrarnos en nuestras tareas, pero un solo pensamiento
aparece recurrentemente en nuestra mente: “Quiero que termine el
Lunes”. Y quién puede culparnos, nadie quiere pasar de un fin de semana de ocio
a tener que empezar la semana con todo lo que ello implica (levantarnos
temprano, ir a la escuela, estudiar o trabajar).
Todo
esto es entendible porque, aceptémoslo, el lunes tiene muy bien merecido el
puesto número uno en nuestro ranking de días más odiados. Comparémoslo con el
viernes por ejemplo, el mismo nos remite a diversión, descanso, salidas y
fiestas. En cambio si pensamos en la palabra “lunes” inmediatamente la
asociamos con trabajo, compromisos, responsabilidades y largas jornadas sin
entretenimiento alguno.
Tal
vez es una visión un poco fatalista, pero a todos aquellos que estén leyendo
mis palabras, los desafío a empezar un lunes de buen humor y con optimismo. Les
aseguro que muchos fallarán en el intento. Y quienes, como yo, coinciden en que el lunes no debería existir, esperemos
que algún día se elimine de la semana o se declare feriado permanente porque
vale soñar ¿no?
Carrere Gómez, Rafaela
No hay comentarios:
Publicar un comentario