Gestos de indignación, de
asombro, de preocupación y de entusiasmo se reflejaban en el rostro de todos
los presentes. Víctimas, querellantes, organizaciones políticas, sociales, de
derechos humanos y sindicales, y algunos curiosos que pasaban por el lugar, se
congregaron para oír la sentencia de la causa Diaz Bessone.
Segundos antes de la
lectura, la incertidumbre tiñó los ojos de cada una de las personas que se
encontraban reunidas allí. Prisión perpetua para Díaz Bessone (ideólogo del
terrorismo de estado en la Argentina) así como para José Lofiego, torturador en
el Servicio de Informaciones; a Mario Marcote, el Cura, le correspondieron 25
años; a Ramón Vergara, el Sargento, 12 años, y José Scortecchini recibió una
sanción menor, sólo 10 años.
En ese instante infinitos
puños apretados se elevaron dirigidos al cielo, las voces se unieron
efusivamente en cantos que revelaban que este día iba a quedar grabado en sus
memorias. Después llegaron los abrazos, las miradas cómplices que se reconocían
con satisfacción y con profunda emoción.
Entonces la pregunta es:
¿Cómo debemos reaccionar ante lo ocurrido? Muchos se retiraron felices, algunos
en desacuerdo, otros con una inmensa nostalgia. Lo importante es destacar el
sentimiento de justicia que unía a todas aquellas personas, que borraba sus
diferencias ideológicas y los fortalecía en una misma lucha. Miremos hacia
adelante con esperanza y no dejemos atrás lo que pasó, que el recuerdo quede
siempre vivo en nuestra memoria para poder decir todos juntos NUNCA MÁS!
Malchiodi,
Lara
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